Exposición:

ALDABAS

Del 9 al 30 de SEPTIEMBRE de 2021

Sala Gil Marraco.

Luis del Valle,2-4-6, 50005 Zaragoza

De lunes a viernes de 18:00 a 21:00 horas

José Ignacio García Palacín

La aldaba ha sido durante siglos, y aún lo es en algunos lugares, el primer paso en la comunicación con el interior cuando se llega a una casa.

Las más antiguas son vestigios arqueológicos de Pompeya y Herculano, pero su origen es más remoto, ya que, aunque la etimología de la palabra proviene del árabe, parece que viene importada del egipcio antiguo.

Se ha desarrollado como una forma de expresión y como presentación de la familia que vive en la casa, pero también de aquel que llega porque, en muchas ocasiones, se practica un código que permite saber quién había está esperando en la puerta por su forma de llamar. La forma de llamar es en sí un lenguaje: La intensidad con la que se llamaba o el número de golpes realizados, se indicaba si se venía solo o acompañado o incluso si tú querías que no te abrieran. Hay lugares, sobre todo pueblos islámicos, en los que las puertas tienen dos aldabas:

La de la derecha, usualmente de forma fálica, para los hombres 
y otra a la izquierda, frecuentemente redondeada, para las mujeres. 
Ambas producen sonidos distintos y permiten saber quién llamaba lo que determina quién abrirá la puerta.

Confeccionados en latón, bronce, cobre o hierro fundido o forjado, más allá de su función práctica, su belleza o complejidad, el propio diseño contiene un mensaje en un propio lenguaje: algunas indicaban que en ahí se presta asilo, otras se diseñan para ahuyentar a las malas personas usando formas de lagartos o serpientes. Se usan formas fálicas para atraer a la fertilidad a una casa, o formas geométricas y motivos religiosos.

Otra función práctica era la de atender aquellos que deseaban acogerse de a sagrado, ya que asir la de una iglesias implicaba solicitar asilo de la justicia.

El tamaño y lo ostentoso del llamador, ha reflejado la posición social y económica de los moradores de la casa. Esta función se mantiene en parte en la actualidad
 y eso los libra de una total desaparición para dar paso a llamadores impersonales.

La expresión “Tiene buenas aldabas” o el refrán “A tal casa tal aldaba”, expresa que aquellos a los que se refiere, tiene poder económico o relevancia social.

Esa posible desaparición los convierte ahora en sujeto de artículos científicos y en objetos de museo para testimoniar tiempos pasados y así se conservan, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, el aldabón del siglo XI de la puerta árabe del Castillo de Daroca, y las obras mudéjares de las argollas de las puertas arábigas de la iglesia de San Pedro en Daroca, y de la puerta de la Sacristía de los Cálices de la catedral de Sevilla.

Las que aquí aparecen son una pequeña muestra, fotografiadas en diversas localidades, y son una muestra de diferentes estilos y tendencias.

El título “Aldaba” es también una llamada de atención para evitar la pérdida sin ruido de un patrimonio cultural milenario que se ve mermado en unas pocas décadas.

Zaragoza, septiembre de 2021